Era el dormirme con tu pecho como almohada, entre el calor de tus brazos arropándome, tras tu buenas noches y ese beso que tanto extraño, al igual que todos. Era despertarme a tu lado cada mañana, enredada entre las sábanas, y allí pegada a tu piel al ver tu perfecta cara de dormido con la misma sonrisa tonta que yo tenía en la mía entendía lo feliz que puedo llegar a ser. Era el morirme de frío cuando tu piel no rozaba la mía y el derretirme con una sola de tus miradas. Eran esas sonrisas y miradas de complicidad que me decían ''tranquila estoy aquí, no tardarás más de un minuto en sonreír''. Es cada uno de los momentos junto a ti que cada día más me hacen sentir que eres perfecto para mi. No me faltes nunca, porque la distancia separa cuerpos pero no corazones, y el mio es y será siempre tuyo, al igual que yo.
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